Fístula ginecológica |
Objetivo: Operar 22 a mujeres de zonas deprimidas y sin recursos de la provincia de Akonolinga Camerún, que sufren de fístula ginecológica.
Descripción del Problema
La fístula obstétrica es un agujero entre la vagina y la vejiga o el recto. Este agujero se desarrolla después de muchos días de dolores de parto obstruido, debido a la presión de la cabeza del niño contra la pelvis de la madre que impide la circulación de sangre de los tejidos delicados en la región. Los tejidos destruidos caen y la mujer queda con un agujero entre su vagina y vejiga/o el recto. Este agujero resulta en incontinencia permanente de orina y/o heces.
La mayoría de las mujeres que contraen esta dolencia son abandonadas por sus esposos y aisladas por sus comunidades debido a su incapacidad de tener niños y su olor nauseabundo. La víctima de la fístula también sufre un profundo trauma psicológico a raíz de total perdida de dignidad y condición como mujer.
La incidencia del problema en Akonolinga (Camerún):
En Akonolinga, las mujeres son utilizadas para tener hijos. Ellas son la que se encargan de todo el trabajo del campo y del hogar, la educación de los niños, e incluso la manutención de su marido. En este sentido, solo tiene valor cuando da a luz y cae en el olvido cuando ya no puede hacerlo por una enfermedad.
De 100 mujeres que dan a luz en la provincia de Akonolinga y sus alrededores, al menos 80 sufren de fístula obstétrica.
Población beneficiaria:
Beneficiarios directos:
22 mujeres de zonas deprimidas y sin recursos de la provincia de Akonolinga que sufren de fístula ginecológica. Todas ellas están en situaciones similares: extrema precariedad, abandonadas por el marido, sin trabajo remunerado, con ninguna otra fuente de financiación, la enfermedad es crónica y no hay más opción que la operación. Su condición de extrema pobreza, el sufrimiento físico, psicológico y socio-familiar hacen necesaria nuestra solidaridad.
Beneficiarios indirectos:
Los primeros beneficiarios, además de las operadas, serán sus propias familias y las comunidades en las que viven, ya que dichas mujeres podrán gozar de una salud sexual y reproductiva adecuada, evitando la segregación y rechazo social que provocaba su dolencia.
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